6.10.13

Reiniciar Madrid para salir del impase

La comunidad y el Ayuntamiento de Madrid sufren una creciente parálisis económica, política e institucional.
Tres candidaturas olímpicas fallidas, un modelo de desarrollo basado en grandes infraestructuras insostenibles en el siglo XXI, una deuda endémica y una falta de legitimidad democrática tanto del presidente y de la alcaldesa que no encabezaron las candidaturas de 2011, han llevado a la metrópoli madrileña a una decadencia alarmante.
El caso de la capital es paradigmático. La alcaldesa sobrevenida ha perdido ya la mayor parte del equipo que presentó el PP en mayo de 2011. A la salida de Gallardón y sus colaboradores hay que añadir las dimisiones por la tragedia de Madrid Arena y el escándalo por la gestión corrupta de Madrid Espacios y Congresos. También ha visto desautorizado legalmente el nombramiento de concejales que no resultaron elegidos en las municipales. La anécdota del discurso de Botella en Buenos Aires pone una guinda grotesca a dos décadas largas de gestión insensata, inversiones sobredimensionadas, connivencia con los intereses inmobilarios especulativos, despropósitos y corruptelas. Un Ayuntamiento que paga 200.000€ por un discurso ridículo y permite que la Empresa Municipal de la Vivienda deshaucie a familias humildes, como Amparo que decidió acabar con su vida o Isabel que se ha refugiado en el patio de la comunidad junto a la que era su vivienda, ahora vacia, es un Ayuntamiento criminal.
Madrid acumula la mitad de la deuda de los ayuntamientos españoles, 8.000 millones de euros. Una losa que lastra el futuro de la ciudad, sin recursos para ningún proyecto. Una losa como la que cubre los túneles de la M30, oculta bajo el parque temático de Madrid Río cuyo mantenimiento nos cuesta un millón de euros al mes.
Por otro lado la voracidad privatizadora del Gobierno autonómico no tiene límites. Han privatizado o pretenden privatizar, el agua, la sanidad, la educación, los servicios sociales, la gestión de parque y jardines, las instalaciones deportivas, el transporte público... por no hablar de la penosa e ineficiente gestión de residuos hace tiempo en manos de empresas como FCC.
Nos han robado una empresa pública centenaria, modelo de gestión eficiente y sostenible como era el Canal de Isabel II. Si bien de momento con la economía parada no hay compradores para CanalYII Gestión SA, han impueto ya el modelo de gestión privada.
Más dudoso es el futuro de la privatización sanitaria, paralizado por la justicia. O el proyecto de EuroVegas, supeditado a la satrisfaccion de las demandas de Adelson en materia de tabaco, fiscalidad, financiación, infraestructuras,  legislación laboral, etc.  que crearían una isla fiscal y legal e pocos kilómetros de la capital
Somos campeones mundiales en autopistas, AVEs, burbujas inmobiliarias y financieras, pero Madrid ha perdido por tercera vez porque es una ciudad degradada, sucia, empobrecida y sin futuro.
Ahora hay que pagar los delirios faraónicos de un modelo de desarrollo propio del siglo XX con un petroleó barato que jamás tendremos ya en el s XXI. La M30, las autopistas radiales, la terminal T4 de Barajas, la red de Metro ligero, la linea 12 del metro... y cómo no, al desastre de las corazonadas del exalcalde hay que añadir su capricho por mudarse al Palacio de Cibeles por un pico de 500 millonres de euros.
Madrid necesita un profundo cambio democrático, cultural, económico y social. Una nueva mayoría política y un proyecto de futuro ciudadano, transparente, participativo. Un proceso que va ser dificil pero es imprescindible. Porque nos han robado el futuro. Arrastraremos la deuda de Gallardón durante tres décadas. Así que no hay promesas electorales posibles. Sólo hay mucho trabajo y dificultades para limpiar esta ciudad y esta comunidad de corrupción, nepotismo, ineficacia y falta absoluta de cauces para la participación política de la ciudadanía.
Hace falta un vuelco político que permita construir un nuevo proyecto de ciudad desde la inteligencia colectiva de la ciudadanía trabajando en red.
La ciudad necesita una descentralización política con la devolución de competencias y presupuesto a los distritos que deberían funcionar como Ayuntamientos de Distrito, como sucede en Londres, Paris o Viena.
Los barrios deben también cobrar protagonismo. Porque una ciudad sostenible y habitable con una ciudadanía responsable y consciente que actúa políticamente, sólo puede organizarse a partir de nucleos de población de no más de 50.000 habitantes. Con una administración más próxima a los vecinos, sería posible una gestión mucho más eficiente de la energía, la rehabilitación del casco urbano o los residuos. Obviamente por debajo de ese umbral de población, de distrito o de barrio, son imprescindibles también para ese cambio,  las redes y colectivos ciudadanos, las iniciativas y redes de cooperación.
Madrid no tiene futuro con el actual equipo de Gobierno. Sólo es posible construir ese futuro desde la ciudadanía, desde los barrios y el tejido asociativo. Se ha acabado una época, la de los grandes fastos de ciudad escaparate, las infrasetructuras y el ladrillo. Y nos proponen convertir nuestros derechos en oportunidad de negocio para el capital financiero y el loby inmobiliario.
Los presupuestos generales del estado incluyen un incremento del 28% para los partidos políticos, amen de asesores, coches oficiales y otras regalías, y los medios apenas hablan de algo en lo que obviamente están de acuerdo todos los partidos pero resulta indignante en el contexto de empobrecimiento y pérdida de derechos de la población. Que hagan la campaña de las elecciones europeas por internet. Habría que exigir campañas electorales coste cero, gastar sólo lo que se recaude, sin inversión de dinero público. Debemos pasar de la partitocracia, donde los partidos han ocupado todas las instituciones del estado en los últimos 30 años, a una democracia ciudadana, deliberativa y participativa.
El municipio, el barrio, el distrito, es el ámbito en el que puede crecer y desarrollarse una democracia participativa donde la ciudadanía se corresponsabiliza de la gestión de los asuntos públicos, através de consejos de vecinos, presupuestos participativos, consultas ciudadanas, cooperativas y proyectos sociales, etc.
Madrid tiene una energía y creatividad colectivas capaces de transformar esta metrópoli, pensando por una vez en el futuro, en el medio y largo plazo en lugar de hacerlo sólo en la siguiente convocatoria electoral.