16.4.08

El nuevo matrimonio entre Agricultura y Medio Ambiente. Luces y sombras del nuevo Ministerio híbrido

Elena Espinosa es la nueva Ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. En un primer apunte positivo sobre el cambio de nombre y la fusión de agricultura y medioambiente en el nuevo gobierno de Zapatero, cabe destacar que junta e integra el "sector agrícola" de producción en el de medioambiente. Es decir, coloca la actividad agrícola de producción en un lugar medioambiental, reconociendo así lo que constituye realmente su sustancia básica: la frágil productividad primaria que realizan unos seres vivos llamados plantas y sus ecosistemas de tierra, sol y agua. Contrariamente, la visión agroindustrial canonizada por los Ministerios de Agricultura se funda en una errónea y simplificadora comprensión de las cosechas y granjas como máquinas industriales para maximizar la producción. Quizás estemos de enhorabuena, con este pequeño avance simbólico-cultural de la fusión ministerial entre agricultura y medio ambiente podamos recolocar la agricultura en lugar ecológico que realmente le corresponde. Este cambio nominal minimiza el vigente dominio del productivismo agrícola a favor de un más complejo "medio rural" que incluye el desarrollo económico diversificado de los pueblos, el papel de guardianes el miedo ambiente de sus habitantes y un giro de la producción agrícola hacía la calidad y la ecología. Quisiera dar un voto de confianza a la Ministra en su nueva acometida pero el historial de Elena Espinosa como Ministra de Agricultura no da muchos motivos para el optimismo en un cambio del modelo rural. Su gestión no ha prestado una mayor preferencia financiera hacia el desarrollo rural y la calidad alimentaria. Ha mantenido un muy débil apoyo hacía el llamado "segundo pilar" de la Política Agraria Común de la Unión Europea, que busca reorientar los fondos públicos que subvencionan a la producción intensiva hacia otras actividades agroambientales y alternativas para mantener a la vez a la población rural y su entorno rural. Más bien el contrario, su conservadora gestión ha defendido un bajo nivel de "desacoplamiento" de la producción de las ayudas públicas dadas a los activos rurales. El tiempo dirá si acaba apostando decididamente a favor del cambio rural que por lo menos queda anunciado en el nuevo nombre del ministerio. Es previsible que haya crecientes contradicciones entre los objetivos agrícolas y los ambientales del nuevo ministerio fusionado. La gestión pasada de Espinosa no ha frenado la utilización excesiva de tóxicos fitosanitarios y fertilizantes, como establecen los nuevos objetivos europeos, y que tantos problemas causan en el medio ambiente, el agua y la salud. Ante la "guerra de trasvases" entre regiones ha sido precisamente el Ministerio de Agricultura quien ha bloqueado la importante propuesta de la ministra de Medio Ambiente Narbona de un "canon de agua" para frenar el despilfarro hídrico agrícola y para comenzar a internalizar a los costes reales del agua. Será interesante ver como Espinosa lidia en el interior de un ministerio único con dos discursos muy antagónicos sobre pesticidas, ayudas a la producción y a la exportación, bienestar animal, seguridad alimentaria, producción ecológica y agrocombustibles. La agenda esquizofrénica con intereses agrícolas enfrentadas a los ambientales está servida. A pesar de estos previsibles problemas la apuesta de Zapatero de contextualizar y redimensionar a la agricultura dentro del medio ambiente es globalmente positiva y valiente. David Hammerstein

13.4.08

El nuevo gobierno, un paso atrás para la ecología

Para Ecologistas en Acción, el nuevo Gobierno que hoy ha presentado José Luis Rodríguez Zapatero supone un paso atrás, al unificar las competencias de medio ambiente, agricultura y pesca, quitando prioridad al avance hacia la sostenibilidad. El Ministerio de Medio Ambiente fue el que mejor funcionó en el anterior Gobierno, pese a sus limitaciones. De este modo,al vincularlo al antiguo Ministerio de Agricultura y Pesca, que se ha caracterizado históricamente por apoyar las políticas más productivistas e insostenibles, José Luis Rodríguez Zapatero muestra por la vía de los hechos su desprecio por acometer el necesario tránsito hacia la > sostenibilidad. El Presidente del Gobierno ha pasado de coquetear con la creación de una vicepresidencia de sostenibilidad, a diluir el Ministerio de Medio Ambiente. Esto, unido a lo que expresó en el debate de investidura (su apuesta por las grandes infraestructuras de transporte, la gestión insostenible del agua, la falta de ambición en políticas de reducción del consumo energético o la apuesta por internacionalizar más al economía española) dibujan un Gobierno obsesionado por el crecimiento económico, sin capacidad para entender que estas miras cortoplacistas nos sumergen aún más en una fortísima crisis ambiental. Un Gobierno que practica el lavado verde de imagen pero no la sostenibilidad. La nueva ministra con competencias ambientales, Elena Espinosa, a juicio de la organización ecologista, es una persona refractaria hacia la lucha por la sostenibilidad, como lo ha demostrado en su actuación al frente de Agricultura, Pesca y Alimentación en la pasada legislatura, en la que apostó por la agricultura industrial y los transgénicos.Poner en manos de una economista como Elena Espinosa la dirección de temas delicados como la gestión del agua o la conservación de la biodiversidad supone correr el riesgo de que éstos se supediten a los intereses agrarios y productivistas. No es admisible que se gestione el agua y la biodiversidad como meros recursos para fines agrarios. Para Ecologistas en Acción, que Elena Espinosa gestione los residuos, la evaluación de impacto ambiental, la calidad del aire, o el cambio climático, supone un serio riesgo de que la gestión se oriente más hacia el crecimiento en términos monetarios y no hacia un acoplamiento entre los límites del planeta y la vida de las personas. Por último, esta decisión supone ignorar a las organizaciones ecologistas que habían solicitado un aumento del peso del Ministerio de Medio Ambiente en repetidas ocasiones, justo lo contrario que ahora ha hecho el Presidente de Gobierno.

11.4.08

La nueva legislatura y las perversiones del sistema

Laminados los aliados de la anterior legislatura (IU y ERC), el PSOE ha preferido la elección de Zapatero en segunda vuelta a intentar un dificil acuerdo de legislatura con CiU o PNV. Parece lo más razonable, en las actuales circunstancias. Nuestro sistema electoral hace que el sistema de partidos evolucione cada vez más hacia un bipartidismo imperfecto, en el que el papel de partido bisagra queda en manos de CiU y PNV. Por un lado los dos grandes partidos se ven abocados a una lucha sin cuartel forzando una polarización de la vida política que no se corresponde con una sociedad cada vez más compleja y plural. Por otro lado, los nacionalistas moderados adquieren un protagonismo excesivo. El tiempo dirá si IU es capaz de superar su crisis, así como si el nuevo partido de Rosa Diez (UPyD) tiene futuro y como se situa en el mapa político. Poco a poco van en aumento las voces que piden una reforma electoral que permita la representación -casi podría decirse la supervivencia- de las minorías políticas, pero está claro que no es una prioridad para los socialistas y que los populares ni se lo plantean. En cualquier caso, todo hace pensar que el nivel de histrionismo de la pasada legislatura se verá notablemente rebajado. El llamado "debate territorial" seguirá teniendo un peso importante, pero los resultados del 9 de marzo implican algunos cambios significativos. Los excelentes resultados de los socialistas en Cataluña y País Vasco, parcen indicar en ambas comunidades una apuesta por el federalismo frente a los excesos y la demagogia del PP por un lado y el soberanismo periférico por otro, aderezado muy probablemente por el apoyo al coraje demostrado por Zapatero al intentar el fracasado proceso de paz. Pero en Madrid y Valencia, se produce el efecto contrario: el PP crece y aparece UPyD con un discurso muy crítico con el estado de las autonomías (una de sus propuestas estrella es la devolución de las competencias en educación al estado central). Sin embargo, el estado autonómico no solo goza de salud, sino que además ha ido creando una realidad política cuasifederal que afecta también a los dos grandes partidos. Después de la agria actitud del PP en la pasada legislatura, los dos grandes partidos -el PP algo más centrado y el PSOE menos dependiente de sus aliados parlamentarios-, deberían ser capaces de llegar a algunos acuerdos básicos. Además de un tema tan urgente como el de la Justicia, el acuerdo debería también desbloquear la necesaria reforma constitucional, rematando el sistema autonómico con un Senado convertido en cámara federal. Por lo que se refiere al tan cacareado "desarrollo sostenible", las perspectivas no son muy halagueñas. La salida de Crisitna Narbona, y el anuncio por Zapatero en el discurso de investidura de la necesiad de acelerar la ejecución de obra pública para contrarrestar el parón de la construcción, no son buenas noticias. Está claro que no habrá revisión del Plan Estrategico de Infraestructuras de Transporte, sino todo lo contrario: más autopistas y más AVE caiga quien caiga (árboles, lugares con protección ambiental, tren convencional, etc.) Es cierto que existe una estrecha relación entre la Agricultura y la Pesca y el Medio Ambiente, pero igual o mayor es la que hay entre el Medio Ambiente y las políticas de los Ministerios de Hacienda, Industria y Fomento. ¿Por qué no haber creado uan Vicepresidencia para la Sostenibilidad capaz de cohesionar la estrategia medioambiental en todas las áreas del Gobierno? ¿Por qué no "Medio Ambiente e Industria", o "Medio Ambiente y Fomento"? Por otro lado la debilidad de la Comisión Europea para hacer cumplir las directivas europeas en materia de medioambiente, limitándose a legalizar aposteriori las tropelías de las distintas administraciones dejan en papel mojado los compromisos europeos en la defensa del Medio Ambiente. Son malas noticias para quienes defendemos otro modelo de desarrollo. Tal vez deberían incluir en la reforma constitucional pendiente la sustitución del catolicismo por el desarrollismo como religión mayoritaria. Religión que tiene sus santos (san Fernando Alonso), sus rituales (la publicidad y el amor a ese sagrado objeto de deseo que es el coche o el adosado, sus procesiones (cualquier atasco cualquier día del año) y sus mandamientos -unos pocos minutos en la vida de un conductor tienen más valor que la vida de un peatón o un ciclista y no digamos ya que la salud-No son buenos tiempos para las minorías políticas. Seguiremos asfaltando nuestros espacios naturales, garantizando un pírrico creciemiento económico para hoy y la catastrofe ecológica para mañana: "vivan las cadenas: coches "ecológicos" y autopistas para todos" cuando se acabe el petróleo, desparezcan algunas ciudades por la subida del nivel del mar y suframos sequías, huracanes y hambrunas, tal vez la gente dejará de adorar al ídolo de la edad posmoderna: el flamante bólido que nos proporciona estatus a cambio de unos cuantos millones de árboles o algún grado de más en la temperatura del planeta. Por lo demás, cabe esperar que se produzcan algunos avances -si es que hay presión social suficiente-en temas como la ley de plazos del aborto, la laicidad del estado o la necesidad de abrir al menos el debate sobre la eutanasia.