16.4.09

ESPERANZA Y PEPIÑO, UNIDOS POR EL CEMENTO

El nuevo Ministro de Fomento, D. José Blanco ha sellado con cemento su tierno idilio con doña Esperanza Horrible, Presidenta de la Comunidad de Madrid. Una Comunidad que venía siendo el territorio de la UE con mayor número de kilómetros de autopistas por millón de habitante, muy por encima de Paris, Londres y Berlín. Hace tiempo, porque ya ostentamos ese record a nivel mundial al haber superado a la ciudad estado de Singapur, probablemente el estado más anti-ecológico del planeta, símbolo planetario del crecimiento ilimitado, le pese a quien le pese. El mismo día en que Madrid anuncia que renuncia al sistema municipal de alquiler/prestámo de bicis, porque no hay dineros, debido a la crisis, Fomento da vía libre al cierre de la M50 através del Monte del Pardo. Pero la cuestión no es por donde cerrar la M50, sino si resulta sensato seguir asfaltando la Comunidad de Madrid privilegiando un medio de transporte –la carretera- depredador del medio ambiente por las infraestructuras que precisa, la contaminación que genera y su efecto sobre el cambio climático y que para más INRI agrava la dependencia energética. Hace ya tiempo que el Gobierno del señor Zapatero abandonó sus buenas intenciones en materia de medio ambiente, prescindiendo de Narbona, sus políticas, su equipo y hasta el mismísimo Ministerio, convertido ahora en apéndice retórico de un Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca –intensivas naturalmente- reforzado. La crisis actual, no es solamente, ni principalmente, económica y financiera, es también una crisis ecológica y civilizatoria. Debería ser una buena ocasión para cuestionar nuestro modo de producir, consumir, desplazarnos y tomar en consideración los límites físicos del planeta. No son más autopistas lo que nos hará salir de la crisis, señor Blanco. Europa y el mundo, necesitan para salir de la crisis una reorientación de su relación con el planeta. Naturalmente que hay que crear empleo y reactivar la economía, pero no con las mismas recetas que nos han llevado a la crisis actual. Hay otros nichos de empleo que no agravan la crisis del planeta y producen beneficios sociales y medioambientales: sanidad, educación, servicios sociales, reforestación, reutilización y reciclaje de residuos, agricultura y ganadería ecológicas, desarrollo rural... Parece que Zapatero da definitivamente perdida la batalla de Madrid y opta por “si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Mientras Fomento da el visto bueno a la M50, sirviéndole en bandeja a doña Esperanza un nuevo triunfo, el Gobierno de la Comunidad sigue con su Plan de Carreteras. Con las M60, M61, M501, M404...pronto triplicaremos a Berlín. Es comprensible que Ana Botella –alguien que desconoce por completo cualquier asunto relacionado con el Medio Ambiente, del que es concejala delegada- se frote las manos y considera el dato un éxito digno de orgullo. ¿Y los socialistas? Pero si la receta es la misma: “más cemento” –como en el célebre “más madera” de los hermanos Marx, aunque quememos hasta último vagón del tren- el elector siempre preferirá el original a la copia. Es verdad que no todo son malas noticias. También se ampliará la red de cercanías, que falta hace. Pero resulta un sarcasmo que en Madrid no haya dinero para bicis de alquiler y sí para el enésimo anillo de circunvalación, que horadará el Monte del Pardo. Y Fomento acaba de descubrir que el proyecto no afecta al Monte del Pardo porque la autopista irá por un túnel con otro adicional para la evacuación de los humos. He aquí un nuevo descubrimiento geológico: el Monte es solamente la superficie que se ve, lo que haya debajo no es más que material industrial abonado para uso de las taladradoras. Algunos pensamos que los montes tal vez tenga alma, por decirlo románticamente, pero lo que desde luego tienen es vida, una vida que la actividad humana puede alterar de forma irreversible poniendo en peligro las bases físicas para la subsistencia de los propios humanos Felicidades Pepino por cambiarte de acera y sumarte a la España del crecimiento rápido, cortoplacista y chapucero de la mano de la sublime hacedora de la modernidad sin futuro.