A finales del siglo XVIII empiezan a constituirse las naciones de ciudadanos através de la Revolución Francesa y La Constitución de los Estados Unidos norteamericanos. España se forja como nación con las Cortes de Cadiz de 1812 y la guerra de la Independencia. A lo largo del XIX nacen las naciones latinoamericanas, proceso que continúa en el s. XX con la desaparición de viejos estados dinásticos como los Imperios Austro-húngaro y Otomano, cuya implosión da lugar a nuevas naciones: húngaros, checos, esclovenos, croatas, griegos, libaneses, jordanos, iraquíes etc.
Antes de la existencia del Estado Nación como institución política histórica, podemos hablar de esados dinásticos, aún cuando algunos de ellos contemplaran órganos de representación para la aristocracia, el clero o la burguesía.
La nación necesita para ser percibida como colectivo dotado de identidad propia en el que se reconocen sus ciudadanos un esfuerzo colectivo de imaginación. Es la Nación Imaginada, hecho que se produce puntualmente cuando una inmensa mayoría de ciudadanos celebra simultaneamnete un acto social o institucional, ya se trate de las Elecciones Generales o de la Final de la Eurocopa.
La Selección Española de Fútbol ha protagonizado y sigue protagoniozando hasta el domingo un formidable acto colectivo de imaginación de España. Tras haber vencido a Italia y Rusia, los nuevos héroes aspiran a hacerle morder el polvo al mayor y más poderoso de la Unión Europea: Alemania. El país entero contempla ante el televisor la grandiosa final de la Eurocopa de Fútbol entre las selecciones española y alemana. Nos son los futbolistas ya los que juegan el campo, es toda la nación -salvo algunos críticos minoritarios- la que unida hará posible el triunfo el Domingo.
Las porras de los políticos.
Rajoy acertó de lleno en el pronóstico del resultado del España-Italia: 3-0
Zapatero concedió una oportunidad a Italia: 3-1
La mayoría de políticos vaticinó un 2-1, como Llamazares, y algunos más un 2-0.
Algún nacionalista irredento lamentaría la asuencia de su particular selección nacional.
Pero en definitiva todos tenían algo que decir.
¿Y la final? ¿A caso no veremos al Rey junto a Zapatero y Rajoy presenciar la final? ¿Qué mayor intensidad de símbolos y representantes nacionales?
2 comentarios:
Si, si, todo eso está muy bien, pero ¡Por lo que más quiera, señor Zapatero, no vaya al estadio el día de la final!
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