Los partidos políticos convencionales están deslegitimizados por la ciudadanía. Junto con las instituciones representativas, la jefatura del Estado, la Judicatura.. (genéricamente "la clase política") constituyen uno de los mayores problemas y preocupaciones, junto con el paro y la crisis económica.
La pregunta es, ¿cual es el papel de los electores y sus derechos sobre el partido al que votaron? ¿Como afecta la desafección de la ciudadanía a partidos que en las últimas elecciones merecieron su voto?.
No podemos conformarnos con votar cada cuatro años. Existen muchos medios para pulsar la opinión y participación de la ciudadanía. Particularmnete ante el flagrante incumplimiento del progrma electoral del partido en el Gobierno, se hace necesaria la convocatoria de un Referendum sobre los recortes y sobre el Rescate.
La ciudadanía -no los afiliados a los partidos incluidos los simpatizantes, la ciudadnía que vota o deja de votar- debería servirse de los partidos para modificar las politicas públicas cuando atacan a nuestros derechos sociales y políticos.
Tras el 15M la política volvió a las plazas. Después de años de desmovilización social, una parte de la ciudadanía decidimos recuperar la Política ciudadana, en las calles y en las plazas, en los cafés y en las aulas, como herramienta para imponer la Politíca a la Economía, y por lo tanto las decisisones soberanas de la ciudadanía al poder financiero globalizado.
Necesitamos globalizar los Derechos y la Democracia para defendernos de ese monstruo que han creado los partidarios de la contabilidad financiera creativa: un poder tiránico y mundializado frente al que no existe una autoridad política mundial.
Necesitamos regenerar una Democracia que se ha puesto a los pies de los caballos del poder financiero internacional.
Además, los viejos partidos han participado, en connivencia con el Sistema Financiero y el sector Inmobiliario, en la gestación del estallido de la burbuja inmobiliaria.
La nueva Constitución -reformada o de nuevo cuño- deberá poner coto a los partidos políticos, exigiendoles transparencia, democracia interna con primarias y condicionando las subvenciones públicas a los partidos a su uso al servicio de la ciudadanía.
En este contexto de crisis generalizada, es importante aglutinar de forma muy inclusiva movimientos sociales y ciudadanos, sindicatos y partidos interesados en conformar una nueva mayoría política.
Existe todavía una cierta bifurcación entre iniciatrivas como Rodea el Congreso o la Cumbre Social. La Huega General del 14N escenificará muy probablemente una enorme confluencia de mareas ciudadanas.
Ahora bien, si hablamos de elecciones, y tarde o temprano habrá que hacerlo, debe haber una premisa: acuerdo ciudadano con elecciones primarias y elaboración colectiva de propuestas políticas.
La crisis del euro ha puesto la moneda común al desnudo, falto de una unión política, fiscal y bancaria. La ciudadanía europea debe unirse para reformar también la UE dando más peso al Parlamento, responsable de nombrar al Gobierno de la Unión (actualmente Consejo integrado por los estados y muy secundariamente la Comisión). En ese sentido formar parte de una familia política europea como el Partido Verde Europeo implica también buscar con los partidos hermanos de otros paises europeos una salida europea sostenible y equitativa a la crisis.
Ahora que abundan los movimientos políticos, muchos de ellos desligados en gran medida de los partidos convencionales, nuestro discurso como partido ciudadano implica el trabajo en red con otras organizaciones y colectivos. EQUO como partido de nuevo cuño aporta la participación horizontal y el trabajo en red, la democracia ciudadana donde los electores puede participar en la eleccion de las candidaturas.
Sin partidos no hay pluralismo y por tanto democracia, pero con los que tenemos tampoco hay democracia sino más bien una partitocracia esclerotizada que impide la renovación de la política y de los partidos. Necesitamos otros modelos y otras prácticas.
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