Hoy 15 de octubre, día en el que millones de ciudadanos hemos salido a las calles en cerca de 1.000 ciudades para pedir un cambio global, hoy que una nueva esperaza aparece en el horizonte para millones de seres humanos castigados por la crisis e indignados por la estafa planetaria de los mercados financieros, quiero recordar al pueblo Palestino que sigue sufriendo la ocupación militar, el bloqueo de Gaza, la colonización de Cisjordania y Jerusalem...
La noticia de que Israel pretende destruir unas placas solares instaladas en la aldea de Emnaizel en Cisjordania, me ha indignado y me ha llevado a escribir esta carta:
Estimado señor embajador de Israel:
Leo con estupor, indignación y dolor, que Israel pretende destruir las placas solares instaladas en Cisjodania gracias a la Cooperación española y que produce electricidad para aldeas palestinas que nunca hasta ahora han tenido energía electrica.
¿Tanto les cuesta a ustedes comprender que los seres humanos, incluidos los palestinos necesitan para vivir bienes tan básicos como el agua potable o la energia electrica?.
Con todo respeto, apelo a sus sentimientos de compasión, a su respeto a la justicia, los derechos humanos y la ética más elemental para que renuncien a la destrucción de unas placas solares que no le causan ningún daño a Israel y son la expresión de la solidaridad y la cooperación de la sociedad española.
Deberían ustedes comprender que somos miles de milllones los ciudadanos del mundo entero que apoyamos los legítimos derechos nacionales del pueblo Palestino. El apoyo militar y económico de Estados Unidos que permite la existencia de Israel, no durara siempre. Por su propio interés, por el futuro de sus ciudadanos y de su sociedad, harían bien en aceptar una paz justa con Palestina, que permitiera la convivencia de ambos estados, así como la cooperación y la prosperidad en toda la región.
Me duele profundamete la crueldad extema de Israel. La pretensión de destruir estas placas solares, pagadas por una sociedad occidental y democrática, como en el pasado destruyeron el Aeropuerto de Gaza, hospitales, escuelas y otras infraestrcturas subvencionadas por la Unión Europea, es una grosera bofetada a los valores de la Civilización Occidental y su defensa de los Derechos Humanos Universales.
Confío en que recapaciten y renuncien a un gesto que además de causar un dolor innecesario, contribuirá al creciente aislamiento de Israel en la región y en mundo.
Atentamente:
Ramón Linaza
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